Exposición de amor, Love Exposure o Ai no mukidashi en su versión original (2008), es una de las películas más aclamadas de la década de los 2000. En mi caso particular vi la película junto a un amigo porque éste tenía bastante interés en ella debido a la nota que tenía en la web de Filmaffinity (hoy un poco más baja que entonces), lo que sumado a la elevada duración de la cinta nos creó a ambos unas expectativas que finalmente resultaron difíciles de cumplir.
Esta es la primera opinión (y se nota) que sobre una película he escrito de forma pública en mi vida. Fue una manera de enfrentarme al rechazo -a través de las votaciones en cuanto a la “Utilidad” de la crítica para los demás usuarios de la web-, que me acongojaba en aquél momento casi en cualquier ámbito de mi existencia, como buena persona sin una elevada confianza en sí mismo, a pesar de no andar mal tampoco de autoestima.
Son dos cosas bien parecidas y a la vez distintas, como las dos partes en que podríamos dividir la película Exposición de amor; un film subversivo, juvenil, referencial, crítico, imaginativo, tan loco como cuerdo e irregular, realizado por un talentoso Sion Sono, que puede que con el tiempo me haya dejado un mejor recuerdo que el que expongo en esta crítica. Tal vez debería volverla a ver, tal vez. No sé si ahora tendré tanto tiempo.
Exposición de amor (Ai no mukidashi), la exhibición de Sion Sono
Siempre me han atraído las películas que tienen una nota cercana al 8 y cuya duración supera de largo la normalmente establecida para que los espectadores podamos cumplir con nuestras necesidades fisiológicas (como La mamá y la puta, La mejor juventud, Shoah, etc), pues entiendo que si es tan larga y tan bien valorada dejará huella permanente en mí como espectador.
Para mí Exposición de amor es una considerable decepción, una película extraña que para muchos requiere una doble lectura para llegar a su comprensión, porque el recuerdo que tengo de ella es el de una película que se alarga innecesariamente 2 horas y media más de lo debido, que basa su argumento en algo diferente, pero lo que al principio resulta entretenido y divertido dentro de su rareza (con su aprendizaje ninja), a la hora y media (tras acabar la cuenta atrás), acaba siendo una ida de olla considerable.
Lo que viene después yo no lo consideraría ni “raro” ni como excentricidad asiática (porque eso implicaría que no gusta porque aquí no se entiende). Es una chorrada de película y además piensas que “con esta escena se va a acabar” y no se acaba nunca, siempre toca una nueva escena y así hasta el verdadero final. Tengo en el recuerdo (al menos) tres finales diferentes y soy incapaz de ordenarlos dentro de la peli. Esa es la huella que ha dejado en mí esta película (esa y la de los tocamientos, como no).
¿Pero entonces, por qué está tan bien valorada? ¡Ah! Que es porque es original. Pues espero que alguien empiece a imitar este tipo de cine para que lo valoren como a una película normal.
Vi y califiqué Exposición de amor con ★★ el sábado 24 de julio de 2010.
(Madrid, 1987) Escritor de vocación, economista de formación, melómano, cinéfilo y amante de la lectura, pero más bien amateur.