Aunque en España se conoce como Mundo del mañana debido a su emisión temporal en Yomvi, lo cierto es que este cortometraje de ciencia ficción -de la buena, no como la de la película Orígenes– es conocido a nivel mundial como World of Tomorrow, la obra sucesora de la maravillosa y recomendable It’s Such a Beautiful Day.
Mientras Don Hertzfeldt prepara todavía su próximo trabajo (del que va dejando pequeños regalos en sus redes sociales y del que se espera que supere la hora de metraje), recuperamos las palabras que le dedicamos a su anterior trabajo, del que hablamos hace tiempo, cuando se estrenó online a través de la plataforma de vídeo Vimeo. Si aún no la has visto, deberías hacerlo cuanto antes. No te arrepentirás del resultado final.
El trabajo previo de Don Hertzfeldt
En la mente de Don Hertzfeldt se esconde algo que muchos cineastas poseen, pero no a un nivel, en mi opinión, de este calibre: un inmenso universo propio y unas manos con la increíble capacidad de desarrollarlo sin apenas limitaciones. Hace 20 años desde que Hertzfeldt realizara su primer cortometraje (Ah, L’Amour) y desde entonces, ya han sido varios los atraídos y los que han llamado la atención alrededor del imaginativo, delirante y cruel universo de Don Hertzfeldt. Con el paso de los años, ha ido mostrando, bajo su aparentemente simple animación, una visión de las cosas y un sentido del humor muy especiales. Un trabajo siempre de una calidad en aumento, cada vez más enriquecido y con unas situaciones cuyas reflexiones llegan de manera extraña a nuestra mente, captando nuestra atención por su formato y por su esencia.
En 2012, bajo el nombre It’s Such a Beautiful Day, Hertzfeldt realizaría su primer largometraje, en realidad un compendio de los cortometrajes Everything Will Be Ok (2006), I Am So Proud of You (2008) e It’s Such a Beautiful Day (2011). Un maravilloso relato y la confirmación definitiva de su talento. Si con Bill —protagonista de los tres cortometrajes— ya sentíamos que estábamos ante una persona de tres dimensiones rica en matices, al contrario de lo que indicaba su aspecto, ahora es el turno de Emily y el cortometraje World of Tomorrow.
World of Tomorrow: Orgullosos de nuestra tristeza
Con una duración de 16 minutos, el propio director cuenta que World of Tomorrow nace como ejercicio para enseñarse a sí mismo los conceptos básicos de la animación digital. En resumen, este es su primer trabajo dibujado exclusivamente en una tablet y no en papel. Un experimento que no le ha impedido mantener sus señas de identidad estéticas, ni mucho menos seguir desarrollando sus pensamientos como siempre.
Emily es una niña del presente que será contactada por una mujer del futuro. Fin e inicio de la trama. A partir de aquí, entrada al futuro: una imaginación única y una amplia paleta de sensaciones, inquietudes e ideas contadas con abrumadora facilidad y con algunas simples frases humorísticas que nos harán sentir como si fuéramos niños ante la inmensidad. Un resultado final espontaneo, producto de un duro trabajo de asimilación del medio en el que ha trabajado el propio artista, pero con la disposición de llevarlo a cabo de una manera diferente.
Punto y aparte para Emily Prime. Si Bill era un más que convincente ser humano en It’s Such a Beautiful Day, Emily consigue ser una de las niñas más divertidas y agradables que servidor ha podido ver alguna vez en el cine, sin contar la animación japonesa, claro. Interpretada por la sobrina del autor, de tan sólo 4 años, grabó sus improvisadas frases mientras dibujaba junto a su tío y hablaban sobre otras cosas del mundo.
A la mujer del futuro pone voz la ilustradora Julia Pott. Algunos de los mejores momentos también vienen de la mano de su personaje, pues en realidad es el que más habla. Habla, sí, desde el futuro, un futuro que, como suele ocurrir en las mejores películas de ciencia ficción, se muestra muy cercano, de una manera existencial, metafísica, evocadora y triste. Tanto, que en ocasiones aterra y cautiva, y en otras libera y atrae, pero siempre fascina, pues en cualquiera de sus formas podemos sentirnos orgullosos de nuestra tristeza: esta significa que estamos más vivos, y nuestros recuerdos son de lo más cercano a un alma eterna que tenemos.
Amantes de las películas de animación y personas que las llaman “pelis de dibujos”, acercaros a esta obra y experimentar lo que se siente al ver algo tan pequeño siendo tan grande. De verdad que lo merece, y al igual que sus trabajos anteriores, admite revisiones. Quién no querría vivir en Outernet…
Crítica original escrita para Cine maldito.
(Madrid, 1987) Escritor de vocación, economista de formación, melómano, cinéfilo y amante de la lectura, pero más bien amateur.