Crítica de Ida, la película de Pawel Pawlikowski

Ida, de Pawel Pawlikowski

¡Vaya año 2013 hemos tenido! Aunque la mayoría se están estrenando ahora en nuestro país, durante el año pasado se produjeron muy buenas películas rodadas en torno a la figura femenina. Nos han mostrado cómo aman, sufren, odian o disfrutan; la psicología tan difícil de desentrañar para algunos hombres; el misterio de su belleza; su locura, ambiciones, deseos o anhelos y todo a través de una pantalla. Todas ellas han dejado una huella que volveremos a pisar siempre que recordemos este año de cine.

Ida se une así a películas como Blue Jasmine, Miele, La vida de Adèle, La Herida, Frances Ha (rodada en 2012 y hasta 2013 sólo estrenada en festivales), y ahora también Ida, la última cinta polaca del director Pawel Pawlikowski que se estrena el 28 de marzo. La historia de esta chica que vive en un convento en la Polonia de los años 60 llega precedida de numerosos premios y nominaciones en festivales de cine y críticas positivas.

Ida (2013)

Cuando Ida está a punto de hacer los votos monásticos para pasar de ser novicia a monja, la madre superiora la manda a visitar a su tía, único vínculo familiar vivo que le queda. Estamos en Polonia y son los años 60, entonces se encontraba bajo influencia soviética después de haber vivido uno de los periodos más dolorosos de su historia cuando la Alemania Nazi invadió el país y gran parte de sus ciudadanos fue perseguido por profesar la religión judía, tan sólo 20 años antes. Pronto sabremos que Ida es huérfana y de padres judíos, es entonces cuando decide viajar junto a su tía para encontrar dónde están enterrados sus padres. La película hace un profundo (aunque no lo pueda parecer) repaso de la historia reciente del país sin exaltarse. La relación entre tía y sobrina evoluciona mientras tanto, aunque no a la manera tradicional, sino de un modo más interior. Pero es que hasta el título de Ida en español cobra un doble sentido que se relaciona con el viaje espiritual que la protagonista pretende hacer convirtiéndose en monja, del que no podrá volver ¿No será entonces mejor conocer el pecado para realizar el sacrificio?

Ida (2013)

En cuanto a la decisión formal de rodar la película en blanco y negro. Siempre he pensado, y no sólo por este caso en concreto, que el blanco y negro evoca sensaciones más cercanas al subconsciente, no sólo porque representa un tiempo pasado, sino por la sobriedad de unas imágenes que van de la belleza a la sequedad con una sencillez digna de aplauso (como ocurre en Ida). Creo que cuando está bien hecho como es el caso, sus imágenes se quedan con más fuerza en la memoria. Las sombras, los contrastes, los vacíos y los rostros, esos rostros. En este sentido hay que destacar su excelente fotografía, la perfecta planificación de cada plano (alguno ideal para hacer un póster) y el gran trabajo de las dos actrices protagonistas Agata Trzebuchowska y Agata Kulesza, que sin necesidad de alardes transmiten a la perfección y de forma natural este momento de sus vidas (no parece ni que actúen).

Al salir de la proyección una chica de volumetría exaltada criticaba vehementemente el film y le comentaba a su acompañante que no comprendía el porqué del tamaño del formato… No sé a cuál se refería.

Y no tiene nada que ver, pero me gusta mucho cómo son algunos bares de Polonia.

Ida

Vi y califiqué a Ida con ★★★★ el viernes 21 de marzo de 2014.

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