Max Richter, un compositor de película(s)

Max Richter

Max Richter es un compositor de Música Clásica y Ambient, posiblemente uno de los más grandes compositores de música clásica de la década pasada y de lo que llevamos de esta.

Tras sus tres primeros trabajos (Memoryhouse, The Blue Notebooks y Songs From Before), dio un gran salto cualitativo en su carrera dentro del mundo del cine al realizar la banda sonora de la película de animación israelí Vals con Bashir (2008), aunque antes ya había participado en otras películas, bien aportando piezas extraídas de alguno de sus álbumes anteriormente mencionados, o bien con nuevo material, repasando así lo mejor de la discografía de Max Richter.

Ya que, desde entonces, ha ido intercalando, cada vez con mayor asiduidad, proyectos personales con otros dedicados al séptimo arte, llegando en 2012 hasta a participar en el proyecto Recomposed by Max Richter: Vivaldi – The Four Seasons. Ya estamos en 2023 y la notoriedad del compositor parece haber llegado a sus cotas más altas desde que creamos este artículo hace 11 años (siempre en constante actualización).

Max Richter: el compositor antes de las bandas sonoras originales

Entre las composiciones más destacadas y famosas de Max Richter podemos encontrar On The Nature Of Daylight, de su álbum The Blue Notebooks (2004), que aparece en infinidad de películas, como por ejemplo en el film Shutter Island (2010), de Martin Scorsese, y en Más extraño que la ficción (2006), de Marc Forster, e incluso en Arrival (La llegada). También destacan de sus primeros álbumes la minimalista Vladimir’s Blues, Written On The Sky (que más tarde aparecería como parte de la banda sonora de Disconnect (2012), Sarajevo y November (del álbum de 2002 Memoryhouse), o Sunlight, de su tercer álbum Songs From Before (2006).

Bandas sonoras de Max Richter, Bach y Vivaldi

Aunque es cierto que Richter ya había compuesto para alguna banda sonora, es con Vals con Bashir cuando su nombre obtiene un mayor reconocimiento cinéfilo. No en vano, Scorsese recurre a su repertorio en 2010, aunque Marc Forster ya se había adelantado en el tiempo (Vals con Bashir se estrenó en 2008). Se podría decir que el 2008 se convertiría en el año de la consagración definitiva, aunque no tanto de la fama.

Vals con Bashir supuso el aumento de un universo cada vez más conocido y reconocido, y a partir del cual empezamos a seguirle la pista. En el año 2010 publica el álbum Infra, de nuevo sin vocación cinéfila, que está impregnado de tristeza, belleza y melancolía, y en el que destacan piezas como Infra 3 o Infra 8, y en 2012 participa en el proyecto mencionado en el primer párrafo: Recomposed by Max Richter: Vivaldi – The Four Seasons, del que se extrajo un single (sí, sí, un single) llamado Spring 1.

Max Richter, Vals con Bashir y Ari Folman

Max Richter y Ari Folman forman una conexión que ha servido para crear dos de las películas de animación más interesantes de lo que llevamos de siglo, con una banda sonora que está a la misma altura o incluso por encima.

Sólo han trabajado juntos en dos ocasiones (Vals con Bashir y El Congreso), pero el resultado es tal, que ya se podría hablar de su colaboración como de una perfecta simbiosis entre cineasta y músico, como de comprensión absoluta entre ambos para plasmar ideas en pantalla desde todos los puntos de vista, muy a menudo con una simbología tan minimalista que resulta complicada y hasta enrevesada, dentro de la mezcla de electrónica y música clásica.

En la actualidad, aunque es normal que haya directores y compositores que trabajen juntos a menudo, no siempre el resultado es tan satisfactorio y reseñable como en este caso. Destacan en este mismo sentido las parejas que forman Joe Hisaishi y Hayao Miyazaki, Jo Yeong-Wook y Park Chan-Wook (aunque no trabajaron juntos en Stalker, pero sí en La doncella) o la pareja que forman Alberto Iglesias y Pedro Almodóvar, por poner tan sólo tres ejemplos. Situaciones en las que la música se ensambla de tal manera con las imágenes, que crean escenas difíciles de olvidar para el espectador.

Vals con Bashir tiene muchas escenas inolvidables, en las que esta simbiosis tiene lugar. Ejemplos claros son el de la escena que da nombre a la película (aunque en este caso se trate de una recomposición de una pieza de Chopin), o mi favorita: lo que sentí viendo por primera vez la “super-escena” de Vals con Bashir, el sueño que el Ari Folman animado tiene después de hablar sobre sus recuerdos de la Guerra del Líbano con su amigo al inicio de la película.

La atmósfera que se crea, el sonido de la lluvia, de los parabrisas del coche, la música de fondo, las luces, la tranquilidad del agua. Se crea un ambiente que de describirlo casi puedo recrear la escena y las sensaciones en mi cabeza; la nostalgia, melancolía o vaya usted a saber qué, completamente subyugante. Parafraseando a un forero del FQSDF “si hay algo innegable es el genial ejercicio de estilo que supuso esta película. Qué maravilla”.

En El Congreso (2013), Max Richter y Ari Folman vuelven a trabajar juntos y siguen evolucionando y desarrollando sus estilos. Ejemplos de ello son WinterreiseAll Your Joys, All Your PainBeginning and Ending (con sus respectivas escenas).

Hay escenas muy memorables en esta película, aunque creo que es mejor no mencionar ninguna, ya que la película sólo se ha visto (que yo sepa) en España gracias al Festival de Sitges y tengo la esperanza de que la estrenen en cines algún día, primero para poder volver a verla y segundo para que la puedan ver también los demás.

En definitiva, Max Richter y Ari Folman tan sólo han realizado dos trabajos juntos, pero en vista de los resultados obtenidos, esperemos que continúen entendiéndose como hasta ahora y colaborando de forma habitual, creando obras tan interesantes como las ya comentadas y de tanta riqueza. Y obviamente, también por separado.

Max Richter y las series de TV: The Leftovers y otras colaboraciones con HBO

Dicho lo cual, es con The Leftovers, la serie de HBO, cuando Max Richter pasa a ser conocido mundialmente, aun sin ser reconocido por su nombre (que gracias a las búsquedas por internet se hace sencillo de encontrar).

Es obvio que en la banda sonora de The Leftovers no difiere en gran medida de lo que venía mostrando Max Richter como compositor, sin embargo, puede que por la reiteración de algunas melodías, estas pasaron a formar parte de los que vimos todas las temporadas y de cada personaje.

Con tan solo tres notas, en las tres temporadas, sólo con las notas iniciales, es capaz de emocionar o de cambiar la forma en que vemos la propia escena del capítulo en cuestión, haciendo que queramos escuchar de nuevo esas composiciones y rememorar los sentimientos que generan.

Ahora que la serie ha terminado, Max Richter empieza a abrir nuevos caminos que ya había iniciado tras la primera temporada, e incluso antes, convirtiéndose en el principal nombre de un sello discográfico tan serio y conocido como Deutsche Grammophon. Es a través de esta discográfica donde podemos adquirir la mayoría de sus títulos no creados con una intención puramente cinemática o fílmica.

Desde entonces, ha seguido colaborando en otras producciones de la HBO, que parece tan complacido por su trabajo anterior que le ofreció también realizar la banda sonora de la serie italiana La Amiga Estupenda en 2018. Entre medias, eso sí, se encargó de la banda sonora de un capítulo de Black Mirror, por lo que se puede decir que sus composiciones entre la electrónica y lo clásico no paran nunca.

Sleep y Three Worlds: Music From Woolf Works

Porque uno de los grandes retos planteados por Max Richter en su carrera, sin duda, es Sleep, esa odisea del sueño. 8 horas de música para dormir, compuesta con la ayuda de neurocientíficos, con una soprano, varios instrumentos de cuerdas, el piano de Richter y su ordenador.

Este álbum, el que dura 8 horas, se puede comprar en versión CD desde su publicación en 2015, sin embargo existe una versión llamada From Sleep, de menor duración y con temas recortados o reinterpretados sobre la base del álbum original, y cuyas melodías no son tanto para el sueño como para recordar quién es Max Richter, ya que en un momento dado, sobre todo para el que le sigue desde casi sus inicios, puede que muchas de sus composiciones se escuchen como la misma.

De hecho, hay quien ve en este proyecto una base new age algo simple, pero no se puede negar que hay grandísimos ramalazos de creatividad y calidad muy recomendables.

Por otro lado, tenemos Three Worlds: Music From Woolf Works, otro proyecto para la Deutsche Grammophon, pero esta vez basado en las palabras y textos de la malograda y atormentada escritora Virginia Woolf.

En este trabajo Richter recuperaba la alegría por momentos, aunque esa alegría se desvanecía por la propia forma del proyecto mencionado. Aun así, su inicio es algo que hace ver en el futuro de este compositor algo realmente merecedor de nuestro tiempo, aunque dure más de 8 horas seguidas.

Ad Astra y la consagración en 2019

Ad Astra, de Max Richter

Max Richter sigue trabajando y viajando por el mundo incansablemente. Su obra cada día es más inabarcable, su papel en series de HBO y películas no acaba nunca, sus giras cubren gran parte del globo y su influencia en otros compositores nuevos es incuestionable.

Intercala lanzamientos propios con su sello Deutsche Grammophon con otros adscritos a bandas sonoras, manteniendo en unos sus sonidos más clásicos y en otros añadiendo algunas novedades ajenas a lo que conocíamos de él hasta entonces.

En el primer caso, encontramos Ad Astra, la banda sonora que acompaña a la película de Brad Pitt en el espacio y que se acerca a obras más minimalistas de su carrera, pero entregando novedades épicas que se alejan de su estilo habitual con The Shores Of Scotland dentro de la banda sonora original de María, reina de Escocia (Mary Queen of Scots).

En esta segunda banda sonora parece evocar más de lo que mostró en las estaciones de Vivaldi que en el uso de la electrónica por encima del resto de instrumentos, algo que pocos autores saben hacer tan bien como él, por otra parte.

Voices, el Proyecto de los Derechos Humanos de la ONU que confirma el éxito internacional en la carrera de Max Richter

Voices, de Max Richter

En este sentido, la publicación en 2021 del álbum doble Voices supone mucho más que un simple álbum de música clásica contemporánea; es una odisea emocional que nos invita a reflexionar sobre cuestiones esenciales de la existencia humana.

Max Richter, del que ya hemos destacado su habilidad para entrelazar las fronteras entre la música clásica y moderna, lanzaba un año después del inicio de una terrible pandemia una conexión emocional y enriquecedora que aborda temas universales como la política, la memoria y, sobre todo, la empatía.

La obra se originaba en el “Proyecto de los Derechos Humanos” de la ONU, donde Richter fue comisionado para crear una pieza que encarnara la Declaración Universal de Derechos Humanos. Lo que emerge es un impresionante mosaico de música y narrativa, donde las voces reales de personas de todo el mundo se entrelazan con las cuerdas y los sutiles matices electrónicos característicos de Richter.

El resultado es una experiencia auditiva que trasciende los límites del tiempo y el espacio. Desde la pieza inicial, All Human Beings, donde las palabras de la Declaración Universal son recitadas por la voz íntima de la actriz Kiki Layne, hasta las composiciones posteriores que exploran la vulnerabilidad humana y la lucha por la justicia, el álbum nos lleva por un viaje profundo y reflexivo.

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