Vetusta Morla ha sido el otro lanzamiento musical español destacado de esta semana, con el que la banda madrileña viene a cubrir el vacío de tres años que habían dejado (sin contar la banda sonora del juego Los ríos de Alice) y que Izal había intentado llenar en ese tiempo.
Ya he podido escuchar los doce temas extraídos del álbum a través de Deezer unas cuantas veces y así formar una opinión (y un gusto) al respecto. De primeras destacan Golpe Maestro, el single maestro del disco; La Deriva, apertura del álbum que cuenta con un atrayente coro y una melodía pegadiza que acompaña a todo lo que rima con i-a (asonante) y que seguirá en tu cabeza durante un tiempo; La Mosca En Tu Pared, de sonoridad muy británica; la bailable Pirómanos; Tour De Francia; Las Salas De Espera, reposada ensoñación y Una Sonata Fantasma, un tema muy Radiohead-periodo-Ok-Computer. Mucha energía y unas letras de las que de verdad uno disfruta coreándolas en concierto.
En definitiva, La Deriva es un buen tercer álbum, muy bien producido, y más teniendo en cuenta que estamos ante uno de los primeros grupos musicales españoles que consiguió romper la barrera del circuito indie de sus primeros conciertos para llegar a la fama, al mainstream y al éxito entre crítica y público sin despeinarse y sin apenas una mala opinión, para así convertirse en una de las bandas más importantes del panorama nacional actual con tan sólo tres trabajos (y medio) en 6 años.
Esta es una buena media para un grupo que estilísticamente no ha mostrado muchos cambios (aunque creo que lo agradezco, porque con el afán actual de pasarse al revival de los 80, cualquiera sabe qué se encontraría, tanto para bien como para mal), pero que sigue dando grandes momentos musicales que hacen que aun así su lanzamiento suponga un soplo de aire fresco al nivel de su primer trabajo, Un día en el mundo, el que les catapultó a la fama que hoy disfrutan y que mantienen con saber hacer, un poderoso directo y carisma, algo que escasea en un país que va musicalmente a la deriva.
(Madrid, 1987) Escritor de vocación, economista de formación, melómano, cinéfilo y amante de la lectura, pero más bien amateur.