Hubo un tiempo, hace unos 30 años, en el que el rock duro, en varias de sus extensas vertientes (en ocasiones poco conocidas), era lo que más se llevaba en medio mundo. Antes también, pero en la década anterior estábamos en los 80 y, aunque muchos grandes grupos mantuvieron muy alto el listón, en líneas generales el pop se llevó la palma del éxito, destronando todo lo bueno que trajeron los grupos de los años 60. Los 90, para muchos, representan el comienzo de algo nuevo, único, irrepetible. El nihilismo, que se oponía sin saberlo a la lisergia hippie (usando la droga para dejar de sentir, en lugar de para sentir más), entraba de lleno en los hogares de muchas familias disfuncionales y no tanto (la democratización que supone el éxito es lo que tiene).
El final de los 90 empezó a mostrar que el grunge (que es de lo que hablamos) también estaba a punto de terminar, al menos como género mainstream. Empezaba a extenderse por el mundo un nuevo virus (por llamarlo de algún modo): el metal chandalero, rap-rock o simplemente Nu Metal, terminando con la supremacía -en lo que a rock se refiere- del grunge, que por ese entonces mutaba hacia algo ligeramente más contenido y con más mensaje (aunque Pearl Jam no opinaría lo mismo), el post-grunge.
¿Qué pasó después del Nu Metal? Del mismo modo que el grunge mutó tras perder vigencia, el Nu Metal también, a medida que cada vez era más comercial (y por lo tanto odiado, ya fuera por sus detractores de siempre, o por los seguidores que descubrieron el género en sus albores, en su máxima pureza). Entonces llegó el rock-indie, que buscaba referencias varias en los 70 (glam-rock) y los 80 (post-punk), normalmente bailables, y que parecía iniciar el fin de todo lo que hasta entonces conocíamos como rock. La muerte del rock para las masas. Del Rock con mayúsculas.
Pero el rock no ha muerto, sólo se ha ido diversificando sin potenciar un género concreto dentro de él en favor de su fama y éxitos. Tal vez porque pocas bandas hay capaces de mantener tal cosa ahora, y más si por cada una que lo hace, es menospreciada por llegar a adolescentes y no a paladares más adultos, ya sea por la belleza de su cantante, como podría ser el caso de Jared Leto en Thirty Seconds to Mars, o por la simplicidad de sus letras, como en el caso de, por ejemplo, Fall Out Boy). Dos bandas nombradas de rock moderno que, de hecho, llevan años pululando por ahí y manteniendo una carrera más o menos digna hasta en las ventas, pero que no obtienen un seguimiento en cuanto a otras bandas del género. Cosa que sí ocurre actualmente con cualquier género exitosos, véase el reggaeton, capaz de sacar de golpe a decenas de personas y producciones que lo peten en discotecas o bares, renovando el repertorio cada dos por tres.
Una lucha agotadora para los fans del género, incluso para salir a tomar algo, regresando a menudo a temas de su juventud en manos de DJs que han aprendido a olvidar que odiaban tal canción o grupo, porque a día de hoy al menos suena mejor que lo que hay. Pero hay esperanza, existen muchas bandas con ciertas aspiraciones, cierta calidad y bastante energía.
Beartooth y el post-hardcore
El punk puede que sea, para muchos rockeros de raza, el peor subgénero que ha parido el rock (aparte del mencionado Nu Metal con su rap), pero en murosdeabsenta nos encanta, y con él la mayoría de sus variantes musicales. El hardcore, el metalcore, etc. Llámalo como quieras, al final es hard rock evolucionado en sus sonidos, una mezcla de esto y lo otro, con referencias del post-grunge (mantenido a día de hoy por muchos grupos que suenan casi igual a Three Days Grace, como algún día demostraremos en otro artículo, si podemos dedicarle el tiempo que merece), del rock duro y, claro está, el subgénero olvidado, el emo, que escrito así no parece ni un género. Lamentable, pero bueno, sus singulares gritos parecen haber servido para la evolución de la música en general, y de esta en particular.
En esa mezcla encontramos a Beartooth, cuyo último álbum, lanzado en 2016, aún sigue dando coletazos con algunos grandes singles como Hated o el mencionado en el título de este post, Sick Of Me. Dos buenas muestras de lo que el rock puede dar de sí, te guste más o menos. Si algo tiene es energía, pero también la capacidad de terminar con mucha de la frustración que los adolescentes tienen… los adolescentes con algo de criterio musical (de ahí el nombre del dico en sí, Aggressive).

(Madrid, 1987) Escritor de vocación, economista de formación, melómano, cinéfilo y amante de la lectura, pero más bien amateur.