El primer mes del año está a punto de terminar y, tras casi 30 días de año nuevo, ya podemos empezar a destacar algunos trabajos recién sacados del horno. Empecemos por una de las más gratas sorpresas: se llama (artísticamente) Cavetown, y es un artista muy joven y con una enorme proyección. Como sabes, nos encantan las listas musicales, pero para desarrollarlas bien, como nos gusta, es necesario conocer lo más destacado de lo que llevamos de año sin desaprovechar ni una sola escucha. El gran descubrimiento del año, seguramente.
Si eres de esos que no pueden dejar de buscar música y de descubrir nuevos artistas, más allá de los que ya forman parte de tu playlist y de los nombres que conoces gracias a salir de casa o a los anuncios de Spotify (o porque escuchas la radio), bienvenido/a a una serie de artículos que publicaremos sobre las mejores canciones de enero de 2018, junto a The Neighbourhood.
Cavetown, el cantautor
Cavetown es, en realidad, el sobrenombre artístico del cantautor Robin Skinner, un joven de 19 años que aspira a hacer música toda su vida. Así se presenta, al menos. Su proyecto, folk acústico, difiere un poco de lo que es habitual para nosotros en esta etiqueta musical. Aunque se trata de un producto de carácter personal y solitario, Skinner es acompañado durante la producción por otros músicos, encargados de otros instrumentos, más allá de la guitarra española, y de una producción que convierte sus composiciones en algo que se eleva por encima de la media.
Lemon Boy, álbum y primer single
Para muestra un botón. Lemon Boy, como primer single homónimo, ejemplifica a la perfección la definición que acabamos de dar sobre el primer álbum (y su banda). Desde la ligereza, adquiere matices a lo largo de cuatro minutos y medio que dura, que sin querer te llevan a sonreír y mover la cabeza al ritmo de sus compases, cada vez un poco más elevados. De hecho, ya desde el título en sí, puesto que el significado de Lemon Boy es el de un chico agridulce, como lo es el propio limón en nuestro paladar.
En cuanto al resto del álbum, se podría decir que mantiene el nivel. Muchos expertos de la música dicen que si el primer single, o la mejor canción, está colocada la primera en el posterior álbum de una banda o un artista, entonces se trata de un trabajo que va en picado. Un mal álbum. Sin embargo, creemos en las excepciones, o desconfiamos de los expertos.
El primer disco de este jovencito confuso no es nada que no hayamos escuchado antes, pero es una muy buena forma de empezar el año, alegre y desenfadada, conociendo nuevas voces y reconociendo su valor. Si lo dice él mismo en una de sus canciones, no le vamos a llevar la contraria nosotros:
It’s actually pretty easy.
(Madrid, 1987) Escritor de vocación, economista de formación, melómano, cinéfilo y amante de la lectura, pero más bien amateur.