Un fantoche en el Siglo XXI (Postureo en los millennials)

Ken (Ryan Gosling) en Barbie

Se habla mucho hoy en día de la necesidad de aceptarse a uno mismo, de mostrarnos tal y como somos, de olvidar el qué dirán, los prejuicios y opinión de los demás… y no podría estar más de acuerdo. Pero oiga, una cosa es aceptarse tal y como uno es, y otra bien distinta es inventarse a una persona que no existe y encima, qué casualidad, que esa persona que no existe sea la mejor en todo y la envidia de los coleguis, tanta envidia que dichos coleguis acaban por odiarte, no porque seas el mejor sino por intentar aparentar.

Me explico:

Todos hemos tenido alguna vez, en algún momento de nuestra bella adolescencia, el típico amigo con ciertos complejillos, poca personalidad y problemas de autoestima, que se dedicaba a hacer lo que hacían los “malotes” o “guays” de clase para ser aceptado y creer que tenía un grupo de amigos. Amigos que normalmente le aceptaban en su seno más por una mezcla de gracia y pena, y no tanto porque sintieran un mínimo sentimiento de empatía que se acercara, en cambio, a la amistad.

El caso es que un amigo de un amigo tiene un amigo que es este ejemplo de persona sin personalidad. Dicha persona, a la que llamaré X durante este escrito, roza ahora la treintena y sigue siendo igual de adaptable a las necesidades de la sociedad que como lo fuera en su adolescencia (no en vano su jerga actual y maneras se acercan más a la Generación Z y la música de los millennials). Por poner un par de ejemplos: ¿que sus “amigos” fumaban? Pues X también fumaba, y en pipa además. ¿Que sus “amigos” iban los findes de botellón al parque del barrio? Pues X iba de lunes a domingo, con su pipa, como un señor, creyendo que desprendía mucha clase. ¿Que sus “amigos” hacían tal o cual actividad? Él la hacía mejor, evolucionada, novedosa, apasionante y además… ¡eh! Lucrándose por ello.

Pretty Fly (For a White Guy)

¿Que sus “amigos” vivían tal anécdota? Él la vivía igual pero siendo el centro de atención y mucho antes. ¿Que un “amigo” tiene una colección de 23 dvds? Pues él tiene 235 dvds, todos edición coleccionista, extendida, con comentarios del director y a precio de ganga, normalmente en un formato que aún no existe o recién salido del horno. Sus “amigos” siempre se harían la misma pregunta durante esos años: ¿por qué todo lo que hace mejor que el resto lo cuenta, pero nunca nadie le ve hacerlo en realidad?

Mención aparte para el tema “amor”. Cualquier persona de sexo femenino que se acercara a X por misericordia, pena, para pedirle la hora o porque a lo mejor veía esa parte buena que había en X y que nadie más veía porque X parecía esforzarse para que no se viera, pues X ya interpretaba que tenía sentimientos amorosos hacia él. Total, que la lista de pretendientas que según él le cortejaron en su adolescencia tiene más tomos que la Enciclopedia Larousse. Y así con todo.

Y alguien dirá: pero a ver, es que todo esto más que un problema de autoestima y no aceptarse, es un problema de purita envidia y complejo de inferioridad. Lo que viene siendo el típico fantasma que se siente fracasado pero a ojos de los demás no puede mostrarlo.

Y no pasa nada porque uno sea muy fanfarrón, fantoche o fantasmín, cada uno que sea como quiera. El problema es cuando eso afecta a los demás. Es decir, que tú distorsiones la realidad o la inventes contando sucesos que han pasado delante de testigos que pueden dejarte a la altura del betún con un simple “eso no pasó así”, es un poco tentar a tu suerte. Y aprovecharte de la bondad de las personas que prefieren callarse a no ridiculizarte en público.

Que tú quieras hacer creer a otras personas que tu trabajo es el mejor, tu vida es la mejor, tu casa es la mejor (de tu novia mejor ni hablar) y que eres un triunfador, pues ok, pero eso se lo cuelas a alguien que no conoces de nada y se lo cuelas durante una hora. Porque hay cosas que se notan y se ven, aunque tú te empeñes en ocultarlo. Vas dando pistas sin quererlo, cuando bajas la guardia o discutes con tu pareja delante de conocidos: un trabajo deprimente, una casa cara en base a tu sueldo, que no te gusta y te resulta deprimente, una novia con la que compites en estupideces más propias de gente que se odia que de gente que se quiere, una novia que además saca lo peor de ti, y hace que se cumpla a la perfección el refrán “todo se pega menos la hermosura”. En fin.

No voy a entrar en el tema de que uno no puede aspirar a más que aquello para lo que se ha preparado y no puede envidiar lo que otros han conseguido con su esfuerzo y su trabajo (porque es muy relativo). Pero oiga otra vez, que si uno está convencido de ser el fucking master of the universe y cree que en Rusia va a cobrar 4 veces más que aquí y aquí está super hiper mega asqueado, y no deja de repetirlo cada vez al año que te ves obligado a quedar con él por no hacerle daño (por la amistad que existió un día), ¿por qué no coge la maleta y se va? Digo. Porque conozco casos de personas con muchos más motivos para estar asqueados y sin embargo llevan una vida aparentemente más feliz sin aparentar y, ante todo, honesta y sincera.

Porque todo esto viene a derivar en que al final, los pocos amigos que le quedan a X, si es que le quedan, se acabarán cansando, que es lo que le digo yo al amigo de mi amigo. Porque una de las características de la amistad es que uno se comporta tal y como es con sus amigos, que no le juzgan y que le quieren tal y como es, y no por competir para ver quién la tiene más larga (ya todo el mundo sabe que la tiene él). Entonces, ¿por qué tiene que haber gente que necesita alardear delante de sus “amigos”? ¡Si tus amigos saben que es mentira! ¿Qué necesidad hay de esto?

Pues la respuesta a esta pregunta es muy simple, hay gente que vive en una realidad paralela y virtual. Y esa capacidad de inventar una realidad que solo tú entiendes, pero te la crees a tope, a muerte con ella, es de admirar, la verdad. Porque mira que hay gente que podría mostrarle la verdadera realidad de su mundo y hundirle en la más absoluta miseria. Pero estos inventadores de realidades, o se lo pasan todo por el forro, o se creen tanto su realidad que creen que toda la humanidad está equivocada. (MEEEEH ERROR).

Ejemplo real: X y su pareja hablan de su viaje a Disneylandia y de que sólo había españoles en todas las colas, a lo que uno apuntaló: es que los españoles son unos catetos, la verdad…

Pero ya le he dicho yo al amigo de amigo que, oye, que corte de raíz, que se lo diga, que no quiere “amigos” así, que es lógico no querer aguantar monólogos aburridos e insulsos sobre la falsa vida de una persona no interesante y que no solo no aporta nada, sino que te quita horas de vida al soportarle. Pero éste me comenta que igual después de tantos años es tarde ya para ese exceso de sinceridad, que el cariño o los recuerdos juntos tienen algún tipo de valor. Pero vaya, nunca es tarde si la dicha es buena.

Corolario: Se comenta que esta clase de personas se convierten con el tiempo en los cuñados de alguien… E internet les está perfeccionando.

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