Hablando de mujeres en la ciencia, caímos en la cuenta de un hecho interesante de nuestro mercado laboral, el relativo a ser becario. Cuando tienes la suerte de que te den una beca de prácticas en una empresa, lo primero que piensas es:
- ¡Por fin voy a conseguir experiencia “de lo mío”!
- ¡Voy a conocer el mundo empresarial! ¡Voy a aprender un montón de cosas!; y
- ¡A lo mejor empiezo como becaria, me convierto en un valor activo de la empresa y con el tiempo acabo siendo jefa… o mejor.
Lo primero es, en la mayoría de los casos, cierto. Lo segundo es, la mitad de las veces, cierto. Lo tercero, hace 10 años a lo mejor era muy probable… Hoy en día es la falacia más grande de la historia.
Cuando eres “el becario”, todo el mundo te hace la típica broma del café, je je je je. Tú, que acabas de empezar y eres muy tímido/a, te ríes, pero esperas en lo más hondo de tu ser que ser becario no sea sinónimo de ser el camarero de media empresa. El primer mes, como estás aprendiendo y no puedes tener muchas tareas acumuladas, ves normal que te manden escanear, fotocopiar, hacer limpieza de archivos de 10 años de antigüedad… Cuando llevas ya 8 meses, te toca un poco las narices no haber avanzado nada en tus “funciones” y que tu jefe/a te siga tratando como si fueras un poquito tonto/a.
El becario y su círculo vicioso. No tengo experiencia porque no tengo trabajo; no tengo trabajo porque no tengo experiencia
Luego está el tema chungo de empatizar con tus compañeros. El primer mes son todos súper majos y súper amiguis… Nada como otro mes más de “ver, oír y callar” para darte cuenta de las siguientes observaciones:
- Si la empresa puede permitirse pagar becarios para que escaneen lo que a ellos les da pereza, es porque probablemente la mayoría no tenga un sueldo mileurista… Sus mayores dilemas en la vida serán: la paga extra ¿para cuando?, mis días de vacaciones o que la impresora esté disponible cuando yo desee.
- Todo lo anterior les hace ser especialmente egoístas y vivir en su mundo súper guay ajeno a la realidad. Tu situación de becario/a se la suda bastante, para ellos lo importante es que “si Fulano se va de vacaciones la primera quincena de agosto, yo solo me puedo ir la segunda, y el año pasado ya me fui la segunda, no me parece justo”. A mí no me parece justo que tu cobres 10 veces más que yo (así, exagerando) y hagas un 10% de lo que hago yo, por poner un ejemplo y no entrar en demagogias, que en este caso me vendrían de lujo. Pero como ya digo, suele ocurrir que la empatía de las personas en ciertas ocasiones deja bastante que desear.
- La guinda del pastel es que si encima eres jefe, tienes carta blanca para ser lo más estúpido posible, “full credit of stupidity”, ya tienes vasallos a los que puedes ordenar que hagan lo que no te apetece hacer a ti. Escanéame esto, y te lo dicen con un post-it, perdiendo más tiempo en escribir en él que en lo que tardarían en ir ellos mismos a usar esas máquinas que solo los becarios tenemos el privilegio, suerte, poder, don… de saber usar. Redáctame la respuesta a este mail, yo la corrijo (o ni eso) y la mando con mi nombre. Llama a Tal, pregúntale por ese asunto que tú desconoces porque casi ni habías nacido cuando se inició pero que oye, por ciencia infusa te enteras y luego me lo cuentas con detalles.
En fin, solo queda tomarse este tipo de cosas con humor… ¡Al fin y al cabo tenemos que dar gracias! Al ser becarios se rompe el círculo vicioso de “no me contratan porque no tengo experiencia y no puedo adquirir experiencia porque no me contratan”. Si es que nos quejamos de vicio, ¿Quién no querría ser un eterno becario? Evolucionar, que cuenten contigo para las reuniones, derechos laborales…¡Eso ya no se lleva, chiquis!
(Madrid, 1988). Azahara P. Navas es licenciada en Ingeniera química por la Universidad Complutense de Madrid y actualmente ejerce como traductora de idiomas con conocimientos de inglés, francés, alemán y griego.