Empecé a ver Mad Men un día de estos que tienes tantas cosas que hacer que al final acabas haciendo cualquier cosa menos lo que tenías que hacer. Es un círculo vicioso que empieza con: “¡Uy! Esto es para no sé qué fecha, y esto para tal otra, y esto tengo que tenerlo para mañana. ¡Ay! ¡Qué agobio! Me voy a relajar viendo una serie…”. Y esa relajación acaba durando todo el día… que si qué interesante está la serie, me voy a ver otro capítulo, y otro, y otro más, que total, solo duran 45 minutos… Y de repente se hace de noche y es la hora de irse a dormir.
Resumiendo, que lo único que yo sabía de la serie es que iba de un grupo de hombres que se dedicaban a la publicidad, a fumar mucho y a beber más y que era muy, muy machista, algo propio de los años 60. Pero que estaba muy bien, que igual me gustaba.
Y sí, superado el shock inicial de ver tanto machismo y tanta mujer aceptándolo como algo normal, me parece una serie bastante buena, con momentos geniales, algunos divertidos, otros muy tristes, pero en definitiva, algo más allá de la frivolidad y los pocos sentimientos que parecen demostrar estos hombres en las oficinas de Sterling Cooper en la Madison Avenue de Nueva York, una evolución.
¿Es Mad Men machista o una muestra de la realidad de los 50?
Sin embargo, esto no pretende ser una crítica de la serie, sino una crítica a esa sociedad machista y de tópicos típicos de oficina, que aunque parezca mentira, sigue existiendo 50 años después donde menos te lo esperas, como lo de comprar discos de vinilo, pero siendo algo negativo.
Hace unos meses empecé a trabajar en cierta empresa en la que los jefes jefazos tienen secretaria (podían haber sido secretarios, pero no, son secretarias… vale, no voy a pensar mal). Como suele pasar cuando ves una peli o una serie, crees que te vas a encontrar en tu vida con cosas que has visto en ellas. Pues bien, yo los tópicos entre jefe y secretaria, como en Mad Men, no los he visto. Lo que sí he visto es que las secretarias acaban sabiendo más que sus jefes y en consecuencia les acaban sacando las castañas del fuego en más de una ocasión. Vamos, básicamente son las que sacan la empresa adelante, pero con un sueldo bastante menor que el de sus jefes… Yo me pregunto, siempre desde la ignorancia y con toda mi inocencia, ¿a qué se dedican entonces los jefes?
¡Pues a tener reuniones! Reuniones privadas en las que nadie sabe de qué se habla y en las que se lleva a cabo siempre el mismo ritual, también como en Mad Men.
Un día hubo una reunión de 5 o 6 señores “importantes” trajeados. “Oye, mmmmmh ¿me pones un café?” Y la secretaria se tiró media hora preparando un café con leche, un corto de café, un café con leche y sacarina, un té negro, un té rojo y una botella de agua… y porque no había comida, que si no, añade un sándwich mixto, un croissant a la plancha con mantequilla, un McFlurry de Kit Kat y todo aquello que deseen los señores. Sin por favor, ni gracias, ni nada. “Es lo que tiene ser secretaria, je je je je” me dijo tras ver mi cara de asombro. Otro día que se repitió el ritual-reunión, fue una compañera de otro departamento la que se levantó muy servicialmente a ofrecerle un café al señor que venía a reunirse con el jefe jefazo…
Luego, claro, ves en la tele a cierta señora diciendo por todo lo alto que “mientras haya mujeres en esta casa, un hombre no va a coger una fregona” y después del sangrado de oídos que has sufrido, no te extraña que con mujeres así, que aceptan ser las sirvientas de cualquiera, se den las situaciones anteriormente descritas.
Que un hombre no sepa ponerse un café o simplemente no le dé la gana y tenga que venir la mujer de turno a ponérselo, porque es una especie de pacto tácito que existe desde tiempos inmemoriales, me parece un verdadero insulto a la lucha por los derechos que han llevado a cabo las mujeres (muchas de ellas, las que ahora sirven cafés).
Si una cosa tengo clara, es que mientras haya gente que acepta ser súbdita de cualquiera que parezca tener más poder, o que acepta que sus derechos sean menos importantes que los de otra persona, no se puede luchar por nada, como está pasando actualmente en este país, así, por poner un ejemplo.
Me voy a poner otro capítulo de Mad Men (recomiendo que hagáis lo mismo), que pasamos ya a temas políticos y me entran los males. Para otro post, si eso.
(Madrid, 1988). Azahara P. Navas es licenciada en Ingeniera química por la Universidad Complutense de Madrid y actualmente ejerce como traductora de idiomas con conocimientos de inglés, francés, alemán y griego.