Como le ocurrirá a cualquier amante de la música, cada cierto tiempo -corto a ser posible- dedico buena parte de él a buscar nueva música que atraiga mis oídos. En otras ocasiones, sin embargo, es la música la que me encuentra a mí. Así, discos que escuchaste y no te llamaron la atención en un momento dado, tiempo después, escuchados de forma casual o inesperada, te dan justo aquello que estabas necesitando.
Benjamin Clementine es un joven músico inglés de 26 años. Hace dos años, en 2013, publicó su primer EP, llamado Cornerstone, que le ponía en la palestra de las nuevas promesas musicales con algo diferente que aportar. Con los años y los nuevos singles y EPs, la tendencia ha sido ascendente, hasta que por fin ha publicado su primer álbum, At Least for Now.
Como salido de los años 60, tanto en lo musical como en lo físico, ha sido presentado como poeta, compositor, pianista, cantante y además comparado con grandes de la música como la mismísima Nina Simone -una clara influencia-, de quien en cualquier otro caso se podría considerar blasfemia. Clementine destaca por su voz y un uso de la misma lleno de carácter y que en cierto modo sí recuerda a la famosa cantante. Suena diferente y su aspecto también lo es; sentimiento en tres dimensiones (vocal, musical y rítmico).
Reseña de At Least for Now, de Benjamin Clementine
Si me preguntaran ahora mismo cómo explicaría la música de Benjamin Clementine, no dudaría en definirla como emocionante, simplemente. Con unas letras bastantes personales, o de un gran mundo interior, que diría aquel, y unas melodías muy cuidadas, con una voz que al principio asusta y al final encandila. Pondré un ejemplo, no sólo de por qué considero el conjunto de At Least for Now como emocionante, sino también de por qué su música me ha encontrado a mí, mientras la escuchaba.
Hace unas semanas, un familiar falleció prematuramente debido a complicaciones con un cáncer. Mi contacto con esta persona fue bastante mayor durante mi infancia. Como niño, no tenía un verdadero contacto con ella, pero recuerdo pasar una parte de ese tiempo yendo y viniendo por su casa, la de sus padres, o en la mía con este familiar presente. Aunque no me puso el apodo por el que mucha gente se dirige a mí desde chico, sí que fue la persona que más lo usó, posiblemente, incluso siendo yo adulto y aún viéndonos muy de vez en cuando.
Como suele ser habitual, tras su fallecimiento, se celebró una misa en la iglesia del barrio. Pues bien, hoy iba escuchando mi lista de Spotify con canciones del año 2015 cuando, justo al pasar por delante de esta iglesia, Benjamin Clementine comenzaba a cantar “I’m sending my condolence”. No necesitaba saber de qué iba la canción, para sentir conmoción. De hecho, una vez entendida la letra, la fuerza de ese momento persiste.
Decía el rapero 2Pac Shakur que él usaba la palabra “homeless” de una manera característica en sus temas para expresar un sentimiento que estaba lejos de ser simplemente el que significa “sin hogar”, que sabía que las personas que escucharan la palabra sentirían más allá, como si les diera cobijo. Eso mismo ocurre en Cornerstone, la pista número nueve del álbum, en la que Clementine recita la letra de un modo aún más especial, con esa voz tan -usando sus propias palabras- particular. Esto llega a la máxima expresión cuando en dicha canción dice la palabra “home”, casualmente la opuesta a la cantada por 2Pac.
La modernidad clásica de Benjamin Clementine
Clementine sabe que tiene una voz diferente y le saca partido. Demuestra en su ópera prima más personalidad que muchos músicos de amplia experiencia. Aporta una musicalidad diferente, casi única, si bien a veces recuerda a Antony & The Johnsons, en una versión más alegre y lúdica, con cambios de ritmo, tanto en sus bases y teclados, como en su voz, que, como digo, es aprovechada en diferentes niveles y siempre con inteligencia. Recomendaría muchas canciones, pero si sólo pudiera quedarme con tres, serían London, Condolence y Cornerstone. Punto aparte para Adios, que es una cosa de otro mundo, en serio.
Benjamin Clementine ha nacido para ser músico. No sé si volverá a hacer algo más en el futuro, a este nivel, pero con este álbum ha conseguido trascender. Publicado en enero, At Least for Now se encontrará en la mayoría de listas de lo mejor del año 2015, a finales de diciembre. Si no es así, el año 2015 será el mejor de los últimos diez años, dentro del ámbito sonoro.
(Madrid, 1987) Escritor de vocación, economista de formación, melómano, cinéfilo y amante de la lectura, pero más bien amateur.