Mac DeMarco es un tipo extraño (o al menos lo son las fotografías en las que él aparece). Este canadiense nacido en 1990, e influenciado en gran medida precisamente por la música de los 90, ha producido dos álbumes desde 2012 y el último, Salad Days, ha sido lanzado hace tan sólo 20 días. Anteriormente, cuando era conocido como Makeout Videotape, él mismo editó 5 álbumes en 3 años. Un hombre con prisa.
A veces las canciones más simples conquistan el oído del oyente más exigente (no hablo de mí, por supuesto). Cuando eso ocurre, un artista o una banda pasa a convertirse en alguien especialmente valorado por sus letras y lo que éstas transmiten, así como por las influencias que acarrea junto a él.
En Mac DeMarco hay mucho de todo esto. Su música suena a menudo a Weezer -pasados por un filtro más pop-, por ejemplo, uno de los grandes grupos de culto de los años 90, y bajo esa imagen de adolescente con tendencia a hacer el payaso parece esconderse un interesante y prolífico letrista entre la psicodelia pop y el jangle.
Mac DeMarco, un hombre con pocos fans, pero muy acérrimos
Dejo a continuación las que son para mí algunas de las mejores canciones del álbum, de entre las que Chamber Of Reflection destaca por encima del resto como la mejor, tanto musicalmente como líricamente; sintetizadores y la soledad.
En definitiva, Salad Days es un álbum muy interesante y más lo es su creador Mac DeMarco. El álbum, corto y conciso, cuenta con muy buenas canciones y sirve para dar a conocer mundialmente a un artista de una madurez inusitada e inesperada para los 24 años que tiene.
Personalmente no consideraría este álbum como una obra maestra, pero Salad Days suena y sabe tanto a (salado) éxito como esperanzas transmite este artista para ver qué nos deparará él con sus futuros trabajos, si es que vienen más (esperemos que sí).
(Madrid, 1987) Escritor de vocación, economista de formación, melómano, cinéfilo y amante de la lectura, pero más bien amateur.